La Sociedad Fábrica de Cerveza de Andrés Ebner fundada en 1880, fue fundamental en el desarrollo de la floreciente industria chilena del siglo XIX y XX. Su edificación tiene un estilo ecléctico con espacios de uso mixto, ubicándose originalmente en el primer nivel las oficinas y en el segundo la residencia familiar. La fábrica fue una de las más sobresalientes en la elaboración de cerveza, siendo la Pilsen uno de sus brebajes más aclamados y consumidos. Fue asimismo, cuna de la bebida sin alcohol Bilz, la que fue publicitada por tener propiedades curativas y recomendada por la primera médica chilena, Eloísa Díaz. Tuvo más de 800 operarios, su producción surtió el mercado nacional e internacional, llegando a exportar a Perú, Ecuador y Argentina. En 1916, pasa a manos de la Compañía de Cervecerías Unidas, que se mantuvo operativa hasta 1978. El edificio es Monumento Nacional desde el año 1984 por decreto Nº 646, y hoy se encuentra restaurado.
Hacia 1820, la viajera inglesa María Graham calificaba el barrio de La Chimba como “famoso por su bien montada cervecería” (Graham, 1953, p. 120), consignándose así un temprano vínculo entre la producción de cerveza y este sector de Santiago.
En 1868 se constata la existencia de la Fábrica La Estrella de los dueños Stumpfner y Koch, que luego pertenecería a Adolfo Bohlmann. En 1880 fue subastada y adjudicada a Andrés Ebner, quien la adquirió solo “por un puñado de pesos” (Martínez, 1896,p. 184). Este empresario, oriundo de Munich, Alemania, vivió en Lima, luego en Valparaíso hasta asentarse en Santiago hacia 1870, con una cervecería ubicada en calle San Pablo (Rosales, 1887, p. 224). En 1880 se instaló en La Cañadilla con la que fue, sin duda, una de las industrias más relevantes de fines del siglo XIX.
La Cervecería Ebner se caracterizó por sus instalaciones modernas, las que fueron proyectadas por el arquitecto Alfredo Möller. Uno de sus productos más célebres fue, sin duda, la bebida gaseosa Bilz, cuyas “cualidades medicinales” la hicieron uno de los brebajes más demandados de la época. A fines del siglo XIX producía más de 4 millones de litros de cerveza de diversos tipos y contaba con 300 operarios, entre hombres y mujeres (Canto, 1893, p. 18) los que se organizaban en una Sociedad de Socorros Mutuos. Las trabajadoras se ocupaban de las labores de etiquetado, lavado, envasado y tapado de botellas, mientras los hombres de las tareas más pesadas.
La producción anual de la fábrica ascendió a 25 millones de litros de cerveza, que además se repartía en carretones por toda la ciudad. Elaboraba además, vapor de cerveza, hielo, malta y aguas minerales (Gay, 1854, p. 281) y otras bebidas saborizadas, productos que llegaron a exportarse a Perú, Ecuador y Argentina.
Por decisión de los descendientes de Ebner, en 1916 la fábrica pasa a manos de la Sociedad Gubler y Cousiño, la que devendrá en la Compañía de Cervecerías Unidas, funcionando como tal hasta 1978.
Entre 2012 y 2019 se llevó a cabo un proceso de recuperación y restauración del inmueble, del que se rehabilitó lo que eran las oficinas, la torre de procesamiento de cebada y la residencia de la familia.
A fines del siglo XIX, este Monumento Nacional le confirió al barrio un carácter moderno e industrioso, que irrumpía con el cariz pueblerino que lo identificaba hasta entonces. En la actualidad, la construcción conserva su color original, gesto que rememora con fidelidad una de las industrias más sobresalientes y promisorias de su tiempo.
Bibliografía para profundizar
Publicidad Malta Negra, Andrés Ebner. En Pinterest Publicidad gráfica retro
Cervecerías Unidas-Independencia. Archivo Fotográfico Histórico Institucional de ENEL, Archivo Fotográfico Biblioteca Nacional.