Durante el siglo XIX las condiciones de vida de gran parte de la población eran insalubres, proliferaban: pestes, epidemias y la tasa de mortalidad era alarmante. El Estado debió asumir entonces la implementación de políticas públicas en materias de salud. En este contexto, se construye en 1902 el Instituto de Higiene, proyectado por el destacado arquitecto Emilio Jecquier. Su objetivo principal era realizar estudios científicos y determinar las normas de salubridad que debían regir en instituciones públicas y privadas. Tuvo en total cinco secciones: estadística, química, bacteriología y microscopía, seroterapia y desinfectorio. En 1924 es clausurado para dar paso al Ministerio de Higiene, Asistencia y Previsión Social. En 1929 comienza a funcionar en su edificio el Instituto Bacteriológico de Chile y en 1952, pasó a ser parte del Servicio Nacional de Salud. En 1977 fue transferido a la Central Nacional de Informaciones (CNI) y en 1988 a la Policía de Investigaciones (PDI). Fue declarado Monumento Histórico Nacional el 20 de octubre de 1984, por Decreto del Ministerio de Educación Nº 649.
A fines del siglo XIX era perentorio constituir una institucionalidad que coordinara de manera centralizada los problemas de higiene y salud que arreciaban sobre todo a las periferias urbanas. En este sentido, se creó en 1892 el Instituto de Higiene dependiente del Consejo de Superior de Higiene Pública, con sede en Quinta Normal y luego en calle Rosas. La construcción de su edificio de calle Independencia fue proyectada por el destacado arquitecto francés Emilio Jecquier el año 1902, el mismo a cargo del Museo Nacional de Bellas Artes y de la Estación Mapocho.
Cinco pabellones con distintas funciones conformaban un complejo de edificios que pertenecían al Consejo Superior de Higiene. La función del Instituto era, por sobre todo, determinar medidas de higiene y salubridad que debían regir en instituciones públicas y privadas, a través de estudios científicos que consideraban, por ejemplo, el análisis de agua, animales, vestimentas, alimentos, viviendas. Los resultados de las investigaciones efectuadas y de las medidas emprendidas, eran informadas en dos publicaciones periódicas: la Revista Chilena de Higiene y Boletín de Higiene y Demografía (Ferrer, 1911, p. 41).
Tuvo en total cinco secciones: estadística, química, bacteriología y microscopía, seroterapia y desinfectorio. Este último fue inaugurado en 1896 en calle Borgoño, antigua Los Tilos. Su objetivo principal era la inspección sanitaria, higienizar y descontaminar tanto ropas, como habitaciones y viviendas insalubres. Para ello, inició sus funciones únicamente con una estufa y un pulverizador que eran utilizados en caso de detectarse enfermedades contagiosas, como coqueluche, difteria, escarlatina, tuberculosis, viruela, alfombrilla, entre otras, las que asolaban con mayor intensidad a los sectores pobres de la ciudad.
El Instituto fue cerrado el 31 de diciembre de 1924 por la Junta Militar que sucedió al gobierno de Arturo Alessandri y en 1929 comenzó a funcionar en su edificio, el Instituto Bacteriológico de Chile. En 1936 pasó a ser parte del Ministerio de Salubridad Pública y en 1952 del Servicio Nacional de Salud. En 1977 las instalaciones pasaron a la Central Nacional de Informaciones (CNI) convirtiéndose en centro de detención y tortura, conocido como “Cuartel Borgoño” (Figueroa, 2017, p. 14). En 1988, las dependencias fueron entregadas a la Policía de Investigaciones, quien lo administra hasta la actualidad.
Bibliografía para profundizar
Instituto de Higiene 1910. Colección Carlos Cornejo, Archivo Fotográfico Biblioteca Nacional.
Río Mapocho por la mañana. De Bilobicles [CC BY-NC-SA 2.0], en Flickr.